miércoles, 5 de junio de 2013

La despedida de España

Después de varios días intensos despidiéndome de mi familia y amigos, llegó el día de mi marcha. Madrugando (para mí) a las 9 de la mañana con dos bocatas de lomo recién hechos (al principio los rechacé, pero que bien me vinieron después, pero shhh no se lo digáis a Miguel), abracé a mi tía y llegue al aeropuerto a las 10 y media dispuesta a facturar la maleta pero pesaba 1,9kg de más así tuve q sacar cosillas que engordaron la otra maleta.
Llegaba lo más duro, despedirme de una persona que había apoyado tanto durante este tiempo y que iba a ser lo más duro de dejar en España, mi chico, mi compi, mi taxista, mi confidente, mi torpón, mi hiperactivo y sobre todo mi sonrisa de cada día, porque esos abrazos que me da me llenan de energía y yo se que en el último antes de irme me dio toda la suya, para que aguante todo lo que me quedaba por vivir aquí. Os estáis preguntando si lloré….no, no creo todos sabéis la respuesta, soy una llorica, aunque prefiero decir que soy sensible.
Así que sola pase el incordioso control, que hasta los zapatos me tuve que quitar y para dejar huella de que soy un desastre me deje los pendientes…mini punto para míL. Luego esperé a que llegara mi contacto dentro del aeropuerto, Anita mi mejor amiga, que me acompañó hasta que me subí en el avión, también fue duro despedirme de ella un día antes de su cumple, sin saber si iba a poder felicitarla, además era la última cara conocida que iba a ver en mucho tiempo.



El vuelo fue bien sólo 3 horas, luego me recogió un conductor que me llevo hasta Arad durante 4 horas más de viaje. Allí me recogió un señor que me acompañó a mi habitación en la que estaba una chica francesa (que si yo sé poco de inglés…ella menos). El edificio no quiero llamarlo ruinoso pero… bueno ya lo he dicho, la cocina compartida con 25 personas más con la mierda de cada uno correspondiente, un baño mixto con varias duchas y lavabos, lo mejor son las habitaciones que con un barrido al suelo son habitables. Me dieron una tarjeta de móvil con número rumano y la clave del wifi, el cual se peta cada hora de lo que se usa y la cantidad de personas que lo usan.
No sé porque todo el mundo sabía mi nombre y como el resto de los mortales pues se reían y hablaban sin parar inglés con sus respectivos acentos, y como entendía más bien poco me he duchado, me he puesto el pijama y estoy escribiendo esto para los que queréis saber de mi.



Y esta es mi cara antes de acostarme, se me nota cansada pero para que veais que estoy bien.

OQM

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